¿Te has dado cuenta?

 

 

¿Te has dado cuenta que...?

 

Cuando otro actúa de esa manera,

decimos que tiene mal genio;
pero cuando tú lo haces, son los nervios.

Cuando el otro se apega a sus métodos,

 es obstinado;
pero cuando tú lo haces, es firmeza.

Cuando al otro no le gusta tu amigo,

tiene prejuicios;
pero cuando a ti no te gusta su amigo,
sencillamente muestras ser un buen juez de la naturaleza humana.

 

Cuando el otro hace las cosas con calma,

es una tortuga;
pero cuando tú lo haces despacio

es porque te gusta pensar las cosas.

 

Cuando el otro gasta mucho, es un despilfarro;
pero cuando tú lo haces, eres generoso.

Cuando el otro encuentra defectos en las cosas, es maniático;
pero cuando tú lo haces,

es porque sabes discernir.

 

Cuando el otro tiene modales suaves, es débil;

Cuando tú lo haces, eres cortés.

Cuando el otro rompe algo, es torpe;

cuando tú lo haces eres enérgico.

 

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene en el ojo tu hermano/a, en tu madre/padre,
en tu esposa/o, en tu hijo/a en tu prójimo y no te fijas en la viga que tienes en el tuyo?

 

Veamos las virtudes de los demás,

 y dejemos de juzgar, que conforme

 a nuestro juicio seremos juzgados. 

 

 Cada uno de nosotros tiene mil cosas que hacer, y poseemos bienes materiales,

 algunos más que otros.

Sin embargo, cuando llegamos delante de Dios ¿De qué nos sirven?

 ¿Podemos acaso impresionar a Dios con nuestros bienes?.

 

Pensamos equivocadamente que a Dios le interesan nuestras propiedades o dinero,

 y tratamos de ponerle un precio a Dios

 y muchas veces, y con razón,

pensamos que no somos dignos de Él

 por no tener "suficientes" bienes que podamos agradecer u ofrecer.

 

La mejor que le podemos ofrecer a Dios es nuestra vida, nuestros pensamientos

y corazones.

De esa forma, agradaremos a Dios, pues

 ¿qué le podemos ofrecer a Dios que Él no pueda tener?

 

¡Solamente aquello que nos dio la libertad de entregarle o no; nuestras vidas!

 

El día de hoy Dios quiere mostrarnos lo que realmente vale para Él,

 y que es lo único necesario para agradarle.

 

¿Quieres agradar a Dios?

¡Date tú mismo en este día y entrégale tu corazón, para Él es el mayor tesoro!

 

"Que el Señor nos enseñe a rezar con un corazón humilde y esperanzado... "

 

 

Aporte de Nancy Durand

Colaboración con el Sitio Web de El Buen Pastor